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Centro San Valero acoge en sus cursos de formación para desempleados a diferentes personas inmigrantes, todas ellas con un nexo común, la huida de sus países de origen en busca de una vida mejor en Europa. Mamadou Sow y Bouba Touré, son dos inmigrantes que huyeron de las duras condiciones de vida y de la guerra de sus países. Ambos vinieron solos y se conocieron en el centro de acogida de Algeciras. Los dos se encuentran en estos momentos realizando su tercer curso en Centro San Valero dentro del programa de formación para desempleados del INAEM.
Mamadou de 35 años, llegó hace once meses procedente de Senegal a Algeciras y posteriormente fue trasladado a la localidad de Cuarte de Huerva, en Zaragoza. Desde el principio fue atendido por la Asociación Accem, organización sin ánimo de lucro de ámbito estatal cuya misión es la defensa de los derechos fundamentales, la atención y el acompañamiento a las personas que se encuentran en situación de riesgo de exclusión social. Especializada en refugiados e inmigrantes. En el tiempo que lleva en Zaragoza Mamadou, varios han sido sus lugares de residencia hasta su actual ubicación en un piso compartido. Lo más difícil ha sido aprender español, la dificultad en la comunicación ha supuesto un gran obstáculo para su integración. Ahora con un español que empieza a ser fluido nos cuenta lo agradecido que está de todas las personas con las que se ha encontrado: “La relación con la gente ha sido perfecta”.
El caso de Bouba, es similar. Con 19 años salió de Tombuctú, Mali, un país en guerra. Su experiencia hasta llegar a nuestro país fue difícil. Mauritania, Marruecos y un duro viaje en patera hasta alcanzar la costa de Tarifa. Bouba relata su viaje en patera con horror: “Una noche he subido a una patera con siete personas, había lluvia, el mar estaba muy peligroso, entraba agua, un chico de Costa de Marfil cayó al mar y hemos ayudado para salvarlo. Estaba muy oscuro y no sabíamos dónde estábamos. Hemos remado con la mano, todo el mundo muy cansado, hambre, llorar. La Cruz Roja nos ha rescatado y nos han llevado a Tarifa”. Trasladado a Cuarte de Huerva, inició su vida en Zaragoza también con la ayuda de la Asociación Accem para lo que solo tiene palabras de gratitud, al igual que para la Cruz Roja que lo rescató del mar. Aficionado al fútbol, este deporte le ha dado la oportunidad de jugar en el Atlético Club de Cuarte, y lo más importante, encontrar una familia española de acogida. Unos padres que le dicen: “Bouba no te preocupes ahora tienes una familia aquí. Mi familia de aquí me cuida y me da todo lo que necesito”
Solo tienen palabras de agradecimiento para todas las personas que les han ayudado. Para la Asociación Aceem, que les fue abriendo el camino para su integración y dotándolos de los conocimientos y habilidades necesarias para tener una vida autónoma. Palabras también de agradecimiento para todos los profesores de Centro San Valero que les han ayudado en su formación. Bouba nos cuenta: “Aquí, en San Valero, he conocido muchos profesores que tienen mucha paciencia y me han enseñado mucho, Jesús Gazol, era mi primer profesor de San Valero y me ha enseñado mucho, estoy muy feliz, aquí me gusta mucho porque hay mucho amor”. Mamodou la experiencia en los cursos la califica de: “Muy bien, puedo conocer cómo funcionan las máquinas y también me permite conocer gente, ha sido una buena experiencia de aprendizaje. Quiero aprender más, porque este curso es muy interesante pero el tiempo de duración es corto y no me permite trabajar como soldador, necesito aprender más para poder tener un trabajo mejor”.
Otro de los alumnos que siguen nuestros cursos de Soldadura es Lucky Oamen, un nigeriano de 27 años, que desembarcó del Aquarius en el puerto de Valencia. El 26 de junio llegó a Zaragoza y actualmente trabaja de temporero recogiendo cerezas en una localidad de la provincia y se prepara en el Centro San Valero para ser soldador.
En todos los casos, una acogida y una formación que permiten a personas como Mamodou, Bouba y Lucky iniciar una nueva vida lejos del horror de sus países.